domingo, 20 de diciembre de 2009

NAVIDAD

Hoy es veinte de Diciembre, Domingo. Son poco más de las tres de la tarde aquí y es un momento ideal para felicitar a todos la Navidad. Los domingos suelen ser bastante tranquilos y me gusta pasarlos en mi cuarto aprovechando que internet parece que funciona mejor en festivo. Durante unos meses atrás, mi superior McQueen se empeñaba que le llevara de recorrido vespertino por distintas casas religiosas, cosa que le encanta y a mí dejaba el cuerpo con la sensación de pérdida de tiempo. Por suerte ha disminuido un poco su querencia a ser su chófer, consciente de mi cansancio. También los escolásticos me suelen dar la barrila para que salgamos a ver una película o de visita, pero confieso que donde mejor me encuentro un domingo por la tarde es en mi cuarto. Estos días están siendo muy ajetreados. Parece que en la provincia india no encontramos mejor fecha para juntarnos todos y realizar asamblea de tres días que del veintiocho al treinta de diciembre, y si le sumamos la ordenación sacerdotal y de seis diáconos el dos de enero, todo en nuestra casa de Eluru, más lo que significa de despiporre pastoral por las fechas, la habitual calma india se ha vuelto un poco más frenética.

La mañana la he pasado con lo que vamos a entregar en la asamblea sobre el programa del postulantado que queremos que se inicie el próximo junio y esta tarde-noche comenzaré a estudiar todos los pasos de la liturgia del rito de ordenación sacerdotal y de diáconos. Dios mío, no saben a quién han puesto para dirigir la celebración! Pero como aquí nos levantamos tan prontito, a diario a las cinco y media y los domingos a las seis y media, pues a partir de las ocho y media hoy ya tenía tiempo para hacer cosas. Primero celebré el cuarto Domingo de Adviento e hice una pequeña parte en telugu; en la homilía les he contado lo que pienso de la Virgen y después he desayunado. Los domingos no son muy allá porque el cocinero asiste a la Eucaristía y el desayuno es frugal.

Este año, de nuevo, me he decidido a escribir felicitaciones navideñas como hice el pasado desde Hales Corner. Tardarán casi un mes, por lo que para entonces los reyes magos habrán regresado de donde vinieron, pero no me importa. Me apetecía. Otra cosa es que os llegue y no se pierda por el camino. Además, sólo he escrito unas pocas (las casas scj, familia y poco más). Espero que lo que ahora escribo valga como felicitación.

El veinticuatro por la noche iré a un poblado minúsculo a celebrar, y lo haré en telugu menos la homilía que la traducirá casi simultáneamente el brother Deva, que significa dios-el que brilla. Me ilusiona que una noche así lo celebre en medio de ningún sitio, en un lugar donde ni siquiera una vez al mes les van a celebrar la Eucaristía. La homilía la he escrito en castellano primero, después la he traducido y se la daré a Deva para que cambie lo que crea oportuno y que no vaya en relación con el público al que va dirigido. Ya sé que no debería escribir primero en español, pero esta ocasión ha sido así. Expreso más cosas. Darle vueltas al contenido me ha hecho también pensar en nuestra Navidad y en cosas que había leído. Recuerdo un retiro de adviento con los laicos que nos lo dio Julius en el que hablábamos de por qué hay mucha gente que odia la Navidad y del fuerte sentimiento que nos produce lo que nos gustaría que fuera la navidad y lo que realmente es, del gran sueño de Dios porque siempre sea navidad y del regalo que nos hace al ser piel y corazón. Ahora resuena en mí con un gran latido y entiendo que no es ninguna obligación estar bien en estas fechas, no vivimos en un mundo perfecto y siento en gente que me rodea aquí que puede vivir el espíritu de la navidad en situaciones de cruz. Por eso intentamos vivir nuestros conflictos desde la confianza en Dios e intentando poner en ellos todo el cariño posible. Puede que suene poético pero así lo siento. Que Dios decida ser uno con nosotros y uno de nosotros sigue siendo hoy una auténtica revolución.

Sólo un poco más que sino luego no lo leéis porque es mucho.

Estoy leyendo un libro que regalaron mi hermano Josemi y paloma antes de volver. Se llama “La India por dentro” y está escrito por Álvaro Enterría que vive y trabaja en la India desde 1989, es socio propietario de la librería y editorial Indica Books y está casado con una mujer del estado de Orissa con la que tiene dos hijos. De las quinientas páginas he leído ya unas cien y es un libro fascinante, sobre todo para los que vivimos aquí y deseamos comprender algo más este inmenso y en muchas ocasiones incomprendido país.

Y con el fin del año pienso que ahora me queda llevar hacia adelante todas mis pequeñas ilusiones que en estos meses de atrás han ido naciendo y que no siempre estoy dispuesto llevar a cabo: la constancia en el trabajo, saber delimitar las prioridades sobre los gustos, el estudio tranquilo pero constante de los idiomas, leer más, mantener el contacto con los seres queridos, escribir en el blog, profundizar en mi oración, saber decir lo que pienso, vivir en paz conmigo mismo en definitiva.

Quería contar más cosas pero mi cuerpo dice que pare. Os deseo una bonita Navidad, paz y serenidad para ver qué necesitamos y que el recién nacido pueda ser cada vez más él a través de lo que hacemos. Un abrazo y beso para todos. Feliz dos mil diez.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Jb vuelve a La India

De nuevo por aquí a ver si soy capaz de mantener fresco el blog. Regresé a Eluru hace ya siete días después de pasar casi tres semanas en España mientras renovaba el visado, me hacía las necesarias revisiones médicas, hablaba un poco aquí y allí sobre la India, visitaba a los amigos y estaba con mi familia. No ha sido mucho tiempo pero lo he disfrutado un montón. Aun así me he quedado sin ver a algunos amigos pero no ha dado más de sí. He estado siempre tranquilo y con ganas de contar cómo me va la vida. En encuentros casuales con personas que me conocen un poco me ha sorprendido su ánimo para que siga escribiendo en el blog y que lo haga más a menudo. La verdad es que debe haber más gente de la que imagino interesada en mis andanzas, y no es que escriba más o menos dependiendo de los que yo crea que me leen. Sería absurdo. Es que a pesar que me gusta esto de juntar líneas, no lo hago de manera fluida, me lleva tiempo y supongo que además, la normalidad de los días me provoca que ya no haya mucho que contar.
Me han concedido la visa por un año que es lo máximo que le pueden dar a un turista y me ha hecho mucha ilusión porque el de seis meses y sobre todo el de tres te hace estar siempre en una situación de provisionalidad muy desagradable. Un año da más paz. De todas las maneras a los seis meses debo salir del país y pasar una semana fuera. Si todo marcha normal creo que iré a Indonesia, pues está cerca y allí tenemos bastantes casas. Además, desde que estuve en Norteamérica he tenido la oportunidad de conocer algunos indonesios y me apetece ver su país, por lo que hasta noviembre del año que viene no regresaré al jamoncito serrano. Por cierto que gracias a los papis me he traído un poquito de jamón envasado y nos lo comeremos el veinticuatro mientras celebro el cumple de mi madre. Mi comunidad no es muy aficionada a los productos del cerdo así es que si me ponen cara insípida no tendré problema en comerlo yo solo. Eso sí, al turrón le hincan el diente.
La vuelta fue larga, día y medio, ya que tuve que esperar catorce horas en el aeropuerto de Hyderabad, pero gracias a Dios no tuve mayores problemas para entrar. Cuando sales es cuando te atiborran a preguntas y hay que estar espabilado para no cometer ni decir nada inconveniente. Me fueron a recoger tres al aeropuerto de Vijayawada y la bienvenida fue calurosa y bonita. Después, por primera vez desde que llegué a la India fuimos a cenar fuera. Todo un detalle.
Al día siguiente Domingo celebramos el segundo encuentro del año con los jóvenes de las distintas parroquias y apostolados que hacemos. En esta ocasión unos doscientos chicos y chicas entre catorce y veinte años nos acompañaron. Las fotos que pretendo colgar son de ese día. Celebrar algo así por estos lares no es nada común pues conlleva mucha preparación y ganas de que la gente lo pase bien a la vez que siempre se hace algo para que vayan conociendo al fundador o un poco de nuestra espiritualidad. Por supuesto no faltan bailes y actuaciones. Para mi desgracia, siempre hay un momento en el que me hacen salir a bailar. Sin comentarios.
La semana ha transcurrido rápida y apenas me ha costado hacerme al ritmo normal. Solamente he tenido el desfase horario que me ha dejado un par de noches sin dormir nada y por eso estoy un poco más cansado. Ya casi está normalizado. Después, el hecho de haber estado fuera y sobre todo la inminente ordenación sacerdotal y de diáconos además de unas reuniones para ir elaborando el programa del postulantado que queremos empezar el curso que viene me ha hecho estar más atareado. Aún así, las cosas en la India son siempre más tranquilas.

viernes, 16 de octubre de 2009

SAMUEL

Samuel, mi profesor de telugu, me cuenta que pasado mañana sábado se celebra la fiesta de Diipawali o festival de las luces. Es un día en el que la gente dependiendo de sus posibilidades económicas se pasa las horas tirando petardos y encendiendo tracas, especialmente de siete a nueve de la noche. La fiesta tiene su origen en un episodio del Maharabata en el que una criatura terrible se dedica a comerse a la gente. Estos piden ayuda a Shiva quien acude en su ayuda. En la lucha Shiva es herido pero su mujer le ayuda y al final la horrible criatura es abatida. La realidad es que es un día en que se celebra el comienzo de la temporada de otoño en los campos, y se cree que todos los componentes tóxicos de los fuegos de artificio sirven para ahuyentar a las cientos de clases de insectos que habitan por estas tierras.
Samuel es un hombre sencillo, profesor de escuela, casado con Sujatha y con dos hijos, que con el paso de los meses se va convirtiendo en algo más que mi profesor. Con frecuencia le hago preguntas sobre la India y su vida, y él a mí, pero hoy le he atiborrado hasta conseguir que por primera vez no demos clase. No me ha importado en absoluto. Al revés. Con él tengo la impresión cierta de aprender más rápido sobre este país. Le digo que me asombra cómo reacciona la gente ante las calamidades, especialmente ante las desoladoras inundaciones tras un período de sequía brutal donde decenas de personas se quitaron la vida. Le expongo mi limitado conocimiento y atribuyo a la religión hindú tal forma de aceptar lo que viene. Después me quejo de que el gobierno se gaste un montón de dinero en armamento nuclear, que considero a La India un país de recursos que no se deja ayudar, y que llega tarde a los problemas básicos de las personas. Y concluyo mi lamentación con que el estado de Andhra Pradesh no se movilice construyendo embalses apropiados que eviten las inundaciones.
Samuel me contesta como cuando no he escrito correctamente una palabra en telugu que quizá debería ya saber: no father! Lo hace de manera tranquila y afable. Nos llevamos bien. Samuel me dice que el estado de A. Pradesh ha construido tres embalses, y que siguiendo el curso del río hay otros tres en el estado de Karnataka que es de donde vinieron las lluvias. Los embalses ya no podían almacenar más agua porque la lluvia había sido mucha y muy fuerte durante días.
Samuel me habla sobre el calentamiento global y como desde hace cinco años ha cambiado el clima, el calor y las precipitaciones. Dice que la llegada de las bolsas y envases de plástico van provocando la obturación en las salidas del agua y que el río se desborda. Pero sobre todo, me habla de la creencia en el pueblo indio, ya sea hindú, católico, budista o no creyente, del equilibrio natural de las cosas, del incremento de la población mundial de animales y seres humanos, y de cómo la reducción de esta población a través d semejantes desgracias es algo admitido, asumido y aceptado. Samuel es cristiano y es indio. Quizá creáis que no es nada nuevo, pero hoy para mí ha significado algo distinto y noto que mi alma se engrandece.
Samuel me dice que cada noche al acostarse da gracias y al levantarse también. Y le creo. ¿Nada nuevo? Para mí hoy sí.

miércoles, 14 de octubre de 2009

ALGO SOBRE LAS CASTAS

El sistema de castas, con todos sus males y abusos, tiene en el karma su justificación filosófica. La palabra sánscrita para casta es Varna, que significa color. Se desarrolló como forma de llamar a los invasores Aryans, de piel rubia y facciones muy marcadas, para evitar la asimilación con la gente de piel morena indígena del valle de Indus. Uno de los himnos posteriores del Rg Veda describe el origen mítico de la casta, desde el sacrificio ritual del varón primitivo, Purusha:

¿“Cuando ellos dividieron al hombre, en cuántas piezas lo repartieron?

¿Qué nombre le pusieron a la boca, a los dos brazos y muslos, y los pies? Su boca llegó a ser el Brahmin; sus brazos fueron hechos por el guerrero. Sus muslos fueron las personas, y de sus pies nacieron los criados.”

Las castas se desarrollaron para responder a los mismos propósitos que los trabajadores de los gremios medievales habían servido en Gran Bretaña, y que suponen las uniones de los trabajadores que sirven hoy. Les protegieron contra la competencia desleal, y preservaron el conocimiento de cada comunidad. Si una hija de los alfareros se casaba con otro alfarero, ella sabría ya dónde conseguir la arcilla, cómo prepararla, qué madera utilizar para el horno, y así sucesivamente. ¿Si ella se casara con un herrero, a dónde iría su conocimiento?

En una edad en la que no existían los antisépticos y los antibióticos, había razones prácticas para tener un grupo de personas que hicieran (por razones de salud) el trabajo peligroso de transportar las reses muertas y de hacer el cuero de las pieles. Una teoría es que la casta que era “intocable” desarrolló inmunidades sobre las generaciones, y las otras castas las evitaron por razones puramente de salud.

Una vez que la casta llegó a ser hereditaria, los tabúes contra la comida compartida y la endogamia entraron en existencia. Se presentó una red extensa de subcastas, llamada los jatis, ligados íntimamente a la ocupación, a las relaciones basadas en el trabajo y la interdependencia económica. Atrapados en esta red, previenen al individuo con eficacia de levantarse en la jerarquía de castas, pero las subcastas como grupo podían ganar un status mientras que la naturaleza del trabajo adquirió nueva importancia en épocas cambiantes. Cada nuevo grupo étnico al llegar a la India se convertía en una subcasta separada y era asimilada por la estructura más grande de la casta.

Se califica a los centenares de jatis, o casta-grupos, en una escala de la “pureza”, con los Brahmins en o más alto, y los intocables a la derecha de la escala en la parte inferior. Hace solamente una generación, los intocables en algunas partes del país tuvieron que usar campanas para señalar su presencia a las castas más altas, porque incluso la sombra de un intocable contaminaba. Tuvieron que vivir fuera de la aldea, utilizaban un separado para su agua, y hacían el trabajo sucio tal como la limpieza de las deposiciones y de las reses muertas.

La única manera de escapar de la degradación del estado de bajo-casta era convertirse a una de las religiones que rechazaran tal sistema como el budismo, el cristianismo o el islam. Pero incluso estos grupos religiosos llegaron a estratificarse en jerarquías, así que el sistema de castas sobrevive a las defecciones.

Gandhi intentó invertir el estigma del intocable nombrándoles Harijans, que significa los “niños de dios”, pero ahora rechazan ser tratados como objetos de la piedad sentimental. Prefieren acentuar su identidad llamándose Dalits- oprimidos.

La constitución india en 1950 destruyó cualquier base cuasi-legal que el sistema de castas pudiera haber tenido hasta entonces, e hizo a todos los ciudadanos iguales ante la ley. El principio de un hombre, un voto llevó al “castismo”, representación política de la castas, y por primera vez en la larga historia del sistema de castas, las castas dominadas tienen los medios de beneficiarse de la manipulación astuta del conflicto de castas. Naturalmente, están haciendo uso de él.

En las ciudades, las castas tienen mucho menos importancia que en las sociedades rurales, donde desobedecer las reglas de las castas es todavía motivo suficiente para ser matado. En las ciudades no es posible controlar al lado de quién se sienta uno en un autobús, en una fábrica o en un restaurante. Un acercamiento de la “acción positiva” por el gobierno, que reserva un porcentaje de los trabajos del gobierno y de las admisiones de la universidad para las castas más bajas, pretende desestabilizar el sistema de castas animándoles a seguir hacia adelante.

La resistencia al sistema de castas no es nueva; Buddha y Mahavira, el líder Jain, lo rechazaron en el siglo VI A.C. En el siglo XV, los movimientos del bhakti tensionaron la relación directa de los hombres con dios, evitando al Brahmin de mediación, y muchos de sus líderes eran hombres y mujeres de la bajo-casta. Sikhism, influenciado por Islam, promovió una orden fraternal, donde el hecho de comer juntos se convirtió en un principio importante de la religión. Los grupos hindúes modernos consideran el sistema de castas como algo malvado.

El sistema de castas y sus abusos horrorosos son injustos, perversos, y moral y éticamente sin ninguna justificación. En mi opinión, es peor que el apartheid, siendo aplicado por indios contra indios. Muchos indios sienten de esta manera.

Pero las castas no han desaparecido. Hay una historia pasajera alrededor de de una figura política prominente que provenía de una de las “castas programadas”, y que al volver a su pequeña aldea para abrir un hospital se le recibió como a un héroe por la gente que lo había evitado antes. Después de los discursos y de una comida opípara, se encontraba listo para irse, cuando otro intocable entró a su habitación por la puerta de atrás. El político le dijo que, “no tienes por qué entrar por la puerta trasera. Una vez yo fui como tú y mira en lo que me he convertido por mí mismo”. El otro contestó, “he venido a por mis platos. Los pidieron prestados para servirle su almuerzo”.

Una historia que es verdad es la que está detrás del suicidio trágico de Dharam Hinduja en octubre de 1992. El hijo único de un hombre de negocios indio rico que vivía en Inglaterra y educado en una familia hindú conservadora. No bebía, no fumaba y no comía carne y sus padres ya le habían organizado su boda. Pero el hijo de 22 años se enamoró de otra y se casó secretamente sin el conocimiento de su familia. Su novia era una mujer Anglo-India, que, según los informes, sería considerada como de una casta media y por lo tanto inadecuado para una familia como los Hindujas. Cuando los periódicos iban a hacer pública los detalles de su unión, Dharam Hinduja se quemó vivo.

Las castas continúan mostrando su cara fea y amarga en la India moderna. Todavía determina qué tipo de trabajo uno ha de realizar para la mayoría de los indios. La mayoría de los hindús encontraría difícil imaginarse un sistema social sin castas. Un vistazo a la página matrimonial del periódico es suficiente para confirmarlo. Incluso sigue habiendo la asociación antigua de la casta con color, y todos quieren una novia de piel más blanca, porque la ecuación “de piel negra = estado inferior” no ha cambiado desde el tiempo que los invasores Aryan desdeñaron a la gente de piel morena indígena llamándoles Dasa o criados.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Más vida en pinceladas


Después la vida va transcurriendo tranquila aunque siempre se ve amenizada con alguna que contar. Yo, por mi parte voy trabajando el ser más disciplinado, pues si bien las primeras semanas iba llenando el tiempo como podía y sin saber bien qué hacer, ahora se me pasan las mañanas demasiado rápido y a veces con la sensación de no saberlas aprovecharlas bien. En ocasiones tengo que recordarme lo que he hecho para no frustrarme y darme cuenta de nuevo que los tiempos son distintos, que las cosas que he empezado son de largo recorrido y que ya veré sus frutos, pero ahora toca desierto con unos cuantos oasis donde tomar aliento y descansar. Lo que está claro es que si fuera un poco más disciplinado, el inglés, el telugu, la guitarra, la formación y las homilías serían más fructíferas, pero aún así, voy viendo luz en lo que trabajo.

Las tardes son agradables y se llenan con la limpieza, el deporte, oración, las clases de telugu y la charla personal diaria con uno de los escolásticos. También tengo algo de tiempo por la noche para ver las noticias, a veces un trozo de peli o deportes, o abrir el correo. Por otra parte, según pasan las semanas voy saliendo más a distintos acontecimientos: Eucaristías eternas en Telugu, conferencias en el “campus”, celebraciones de fundadores, confesiones, algunas charlas que ya he dado en alguna de las decenas de casas religiosas que hay por aquí. Poco a poco voy conociendo la ciudad y ya me las apaño bastante bien conduciendo el coche y la moto.

Esta última semana he estado solo con los escolásticos pues McQueen tenía consejo en Kerala y Kristianto fue a sustituir a Valerio que es el maestro de novicios y tenía que renovar su visa, por lo que he aprovechado para recordar algo de la cocina española: la tortilla de patatas me salió estupenda y las judías pintas muy ricas aunque un poquitín duras. Los ingredientes son muy básicos y yo soy un aprendiz, pero he disfrutado mucho porque me encanta la cocina, sobre todo comer como estaréis pensando. Y ahondando en lo gastronómico os digo que mi cuerpo funciona por rachas; cuando creo que ya se ha acostumbrado al arroz me regala unos días de abstinencia total evacuatoria que me obliga a cambiar de dieta y hacer más ejercicio. Hace un par de semanas una comida me sentó mal y tuve mi clásica tarde-noche toledana. No fue nada que no me haya pasado enésimas veces en España, pero el superior se alarmó y ahora me trata como a un niño pequeño con la comida. En mi opinión el problema no son los condimentos o el curry (eso lo que hace es que parezca un embarazado hasta que digiero pero no me pone malo), sino los aceites. En cualquier caso todo es infinitamente mejor de lo que hubiese podido imaginar.

Según voy hablando con los escolásticos de sus vidas, descubro cosas nuevas de La India gracias a sus experiencias. Casi todos ellos ya han hecho uno o dos años de regency o experiencia comunitaria fuera del escolasticado, y aquí como todavía no hay infraestructura suficiente para realizarla todos en alguna de nuestras casas, durante años se les ha mandado o bien alguna casa nuestra de Filipinas, Argentina o Brasil, o bien a la ciudad de Hyderabad que es la capital del estado de Andhra Pradesh con unos seis millones de habitantes, y allí trabajan con los salesianos en cuestiones sociales. De sus experiencias con los “chicos de la calle” o en los “slums” sólo tengo palabras de admiración y creo que es algo único en la formación de un religioso indio. Los chicos de la calle suelen pasar el día en las estaciones de tren y autobús intentando conseguir dinero. Son mandados por sus padres que en su día le negaron la posibilidad que fueran a la escuela pública. La mayoría de sus familias viven en poblados, así es que la labor de los salesianos y nuestros escolásticos es conseguir que los padres firmen el consentimiento de que sus hijos puedan ir al colegio, vivir en la ciudad y la no vuelta al mundo de la calle. Luego, los escolásticos viven con ellos, les acompañan a la escuela, comen y por la tarde tienen algo de formación muy elemental. El trabajo es duro pues la mayoría de los chavales tienen de quince años en adelante, rápidamente muchos que aceptaron con alegría no tienen la voluntad suficiente como para ir todos los días al colegio y empezar a estudiar un poco. Además, los problemas de robo, homosexualidad, droga y violencia están muy a flor de piel, y aunque los salesianos son gente preparada, resulta difícil lidiar con ello. Sobre los que trabajan en los slums, el mundo es aún más cerrado y no se permite la entrada de reporteros ni fotógrafos. Cuesta mucho ser admitido y sólo aquellos con un don especial logran llegar a su fibra y trabajar desde dentro. Si todo marcha normal, en breve podré ir a visitar uno aquí, cerca de Eluru y ya os contaré más cosas.

Voy acabando con algunos brochazos generales que me parecen interesantes: a) en unos días empezaré a dar clases de español a unos cuantos escolásticos que quieren aprender. Serán unas tres horas a la semana y, claro está, ha de ser en algún tiempo libre, así que no hay otra que después de comer y antes de los trabajos. ¡Buff!, pero estoy ilusionado porque me parece algo muy bueno para ellos.
b) Gracias a mi querido Javier López he recibido vía internet libros sobre psicología religiosa en la vida comunitaria, artículos y conferencias suyas. Estoy encantado y no tengo palabras suficientes para agradecértelo. Definitivamente necesito organizar bien mi tiempo para tantas cosas que quiero hacer.

c) Ya he empezado a poner en práctica mis dotes de enfermero frustrado con algunos escolásticos griposos y víricos. He colocado ya algunas banderillas y tengo la suerte de contar con un escolástico-enfermero que sabe y le gusta, por lo que todo es muy fácil. Sigo creyendo que algún día la vida me llevará a una de nuestras casas a cuidar enfermos y a mí mismo. Lo siento cada vez más fuerte y puede que en unos años… quien sabe. De momento lo dejo en barbecho, pero no tardaré en recuperar mis estudios sobre enfermería de una manera más seria.

d) Llevaba tiempo sin ojear detenidamente las distintas webs de nuestras casas españolas y sus blogs. Me hizo ilusión ver el artículo que escribí sobre la película “Up” (reconozco que no hace justicia a la peli pues en general mi artículo es flojo), y voy a intentar escribir de nuevo sobre algunas películas actuales o antiguas de una manera más profunda y religiosa. Gracias.

e) Quisiera también dedicar unas letras a cómo voy sintiendo la manera de obrar de los sacerdotes de la diócesis. Necesito más tiempo para no precipitarme en mis comentarios, pero hasta ahora he conocido algunos que me ha encantado su trabajo con los más necesitados, personas de cierto recorrido, mentalmente viajadas y abiertas. Pero de otros muchos sólo he visto ganas de trepar, insaciables a la hora de pedir dinero hasta dejar a la gente sin sangre, o visitando tu casa en plan fraterno hasta que descubres que está ofreciendo vida fácil y dinero a algunos de los escolásticos para que se vayan con ellos. Bueno, habrá que darle más tiempo.

f) Creo que voy a animarme a aprender italiano. El idioma no es difícil y cuento con la ayuda de McQueen y Plácido. Sólo tengo que encontrar tiempo y ser constante, pero lo haré.

Y hasta aquí he llegado. Para los que todavía mantengáis vivas las ganas de venir a verme en los próximos años os digo que no puedo ofreceros visitas a los preciosos sitios que uno puede ver en los power-points y emails sobre La India. Donde vivo no hay mucho arte que digamos, pero sí que os podré mostrar un bocado de realidad y algo más de la India, de esa India caótica e impresionante, tan espiritual y agresiva a la vez. JB.

jueves, 24 de septiembre de 2009

el mes de cinco

Al fin de semana siguiente, 29 y 30 de Agosto) los ocho escolásticos de segundo año y un servidor lo pasamos en Vijayawuada y alrededores. El motivo fue el siguiente: a lo largo del año hay varios meses que tienen cinco fines de semana. Pues bien, cada vez que ocurre esto, ese último fin de semana se prepara una salida cultural-religiosa-lúdica de cada tutor con sus pupilos. Ellos son los que lo preparan todo con el asesoramiento y la aquiescencia del tutor. Era la primera vez y pregunté de qué se trataba. La razón fundamental es pasar un fin de semana juntos haciendo cosas diferentes y poder charlar de temas que normalmente no salen a diario, pero buscando también un tiempo de diversión. Los ocho se confabularon rápidamente para ir a la playa, así es que pensé en algo donde cupiera un poco de todo. Y salió estupendamente. A las seis de la mañana del sábado ya estábamos en camino. En esta ocasión contamos con el Jeep que tenemos destartalado pero donde entrábamos los nueve y no teníamos ninguna prisa. El plan fue el siguiente: la mañana del sábado la pasaríamos en la playa (una playa llena de escombros y basura, con el agua marrón por las lluvias, pero playa) bañándonos y jugando con la pelota. La verdad es que disfruté mucho. Casi ninguno sabe nadar, así es que nos mantuvimos en zona de agua hasta la cintura. Había por allí unos pescadores y les compramos unos pescados. Después se las ingeniaron para hablar con una mujer que nos cocinó arroz y el pescado por unas cuantas rupias. Nos sentamos a comer en una especie de pórtico a la entrada de una casita y rodeados de barro, lodo y desperdicios. Comimos sentados en el suelo. Yo tengo cada vez más problemas de elasticidad muscular, pero ellos que me miman ya se las apañaron para encontrarme una especie de taburete chiquitito donde posar la comida y estar algo más cómodo. La comida estaba buenísima. Luego por la tarde estuvimos visitando unos conventos de amigos y amigas suyos, y celebramos la Eucaristía en una capilla con un calor más que generoso. Después rumbo a Vijayawada donde cenamos en un restaurante que ellos conocían (arroz y pollo) y a dormir en convento de unas monjas en el que a la mañana siguiente celebré la Eucaristía con extensa homilía. Todo lindo.

El Domingo fue otro día magnífico. Por la mañana programamos una visita a un parque (único sitio donde he visto papeleras) con unas atracciones acuáticas estilo indio pero que estuvo muy bien. Después fuimos a ver un pequeño templo hindú para acabar comiendo más arroz en una especie de bar. Yo les había pedido que por favor me tenían que llevar a un templo hindú que fuera grande y mereciera la pena verlo, así es que después de comer en Vijayawada visitamos el templo hindú más grande de la ciudad. El templo tiene dos entradas: una para los que quieren llevar sus ofrendas, rezar a la divinidad y participar del rito (es más caro), y otra para los que sólo vamos de visita. Hay que entrar descalzo, obviamente, a pesar de la suciedad que impera por todos los lados. Se va visitando en un recorrido hecho con pequeñas vallas y tanto dentro como fuera del templo hay infinidad de tiendas y gente vendiendo figuras divinas, libros, incienso… pero todo muy caótico. Distinto a lo que me imaginaba y muy lejos de todos los power points que recibimos sobre los sitios más característicos de la cultura india, sin embargo me gustó al parecerme estar más en sintonía con lo que uno ve por aquí.

El fin de semana acabó con una lluvia torrencial mientras volvíamos en el Jeep. Ah!, se me ha olvidado contar que el sábado por la mañana en la playa pude ver de nuevo a mucha gente que transportaban en tractores a Ganesh para meterla en el mar mientras cantaban y danzaban al son de la música de percusión en su mayoría. Como os decía antes, la fiesta en honor a Ganesh se alarga unos dos fines de semana.

martes, 22 de septiembre de 2009

un ganeshito


EL ELEFANTITO

Hace tres fines de semana, el 22 y 23 de Agosto, se celebró en el sur de la India una de las deidades o divinidades más famosas: Ganesh. Me enteré de casualidad porque aunque los escolásticos y mi comunidad lo sabían, no muestran mucho interés por estos acontecimientos. Supongo que para ellos es algo que no les aporta gran cosa o que están acostumbrados. Yo tuve distintos sentimientos: en un principio lo interpreté como un total abandono de las manifestaciones culturales-religiosas más importantes de su país a pesar de ser de otra religión. Salió a relucir mi mentalidad de turista que se asombra al no haberse organizado un viaje para ver tamaña divinidad y echa en cara internamente, al menos una visión más sinóptica de la realidad. Después me reproché la arrogancia pues lo cierto es que nadie me impedía ir a conocerlo. Así es que el Domingo por la mañana me acerqué. Eluru, como ya os he contado otras veces, es una ciudad de unos 300.000 mil habitantes, pero es pequeña. Lo que tiene, como en toda La India es gente por todas partes, pero la ciudad se acaba pronto, y a diferencia de lo que vi en el estado de Kerala, aquí la mayoría de las casas, tiendas y pequeños edificios están destartalados y sucios. Otros pocos no. Circulé por las calles y rápidamente me di cuenta que se habían instalado varias “carpas” para honrar a Ganesh y decidí para en un par de ellas. Como viene siendo habitual la gente me miraba de arriba-abajo sin ninguna discreción mientras yo contemplaba todo el ritual. En la segunda carpa me invitaron a participar, y aunque en mi foro interno pensaba que debería ser sólo para los que creen en Ganesh, acepté gustosamente.
Ganesh es un dios rechoncho y amable, sabio y con cabeza de elefante. Entre sus atribuciones la más importante es que quita de en medio los obstáculos removiéndolos, y dicen que es el dios que primero reconocen sus adoradores cuando visitan un templo. También se le atribuye el patronazgo del aprendizaje y en su mano lleva un colmillo roto con el que escribe partes del “Mahabharata” que es el gran poema épico de los Vedas hindúes, el cual contiene uns 10.000 versos donde se describe la batalla entre los Pandavas y los Kauravas.
Cómo llegó a tener la cabeza de elefante es explicado con varias historias. Unos dicen que Ganesh era hijo de Shiva (creador y destructor de la ida), y otros dicen que Ganesh fue creado por la diosa Parvati para vigilar y custodiar la puerta mientras se bañaba. Lo esencial es que cuando Shiva quiso entrar en los alojamientos de la diosa Parvati, Ganesh le prohibió la entrada y Shiva le cortó la cabeza. Cuando Shiva se dio cuenta que era el hijo de la diosa Parvati mandó a sus sirvientes que le devolvieran la cabeza con la primera criatura que encontraran. Y la criatura fue un elefante. Ganesh fue devuelto a la vida y se le recompensó su valentía siendo el señor de los nuevos comienzos y el guardián de las entradas.
El rito a cumplir es bastante sencillo. Se lleva o se compra un coco que ha de ser golpeado y partido en un Ganesh pequeñito a la entrada; allí se derrama el líquido sobre el dios para pasar después a un cuartito donde el sacerdote esparce sobre tu cabeza unas florecillas y te bendice con una especie de embudo mientras yo recogía el humo del incienso para ahumarme de su olor. El hecho de hacer pedazos el coco simboliza la ruptura con los malos deseos inherentes a la persona. Algunas veces se distribuían bolas de arroz azucarado a los niños y las ponían como ofrenda. Se cree que representa la sabiduría y que Ganesh las lleva en sus manos. A estas bolitas se las llama “Modhakam”. Contado así, todo parece paradisiaco, pero hay que recordar que esto es Eluru, que las carpas eran como tiendas ambulantes y que por supuesto había mierda y basura por todas partes, pero como ya he dicho , a mí todo se me hace una sola cosa y me gustó. También me parece interesante deciros que en ciudades como Mumbai (antes Bombay) Ganesh es posiblemente el festival más grande del año: diez días en toda la ciudad; el primer, tercer, quinto, séptimo y décimo día miles de familias y comunidades cogen su Ganesh, lo llevan a la orilla del mar y lo hunden. El último día millones de personas sumergen enormes estatuas en un espectáculo absolutamente caótico. La experiencia fue sencilla pero interesante.
(siguiendo las indicaciones de javito luengo, mañana o pasado colgaré más)

MARIAS MAGDALENAS

మరిఅస్ మగ్దలేనాస్

El cine independiente americano se caracteriza por ser un cine distinto y alejado de lo comercial que busca en sus imágenes el reflejo de esa gran parte de la sociedad zarandeada por la vida y que en muchos casos se ve forzada a tomar decisiones extremas y distantes de su voluntad. Si las protagonistas de esa sociedad son además mujeres, la cosa puede complicarse aún más dependiendo del grado en que se vean afectadas por problemas de discriminación, la educación de sus hijos, separaciones, violencia o sexo. Ellas son las nuevas María Magdalena en busca de luz, de alguna salida del oscuro túnel en donde ahora se preguntan cómo llegaron hasta allí. Y, sin embargo, estas mujeres azotadas por las decisiones de otros y las suyas propias cuentan siempre con un grado más de valentía y coraje que los hombres, aun a riesgo de volverse a equivocar. Sus motivos casi siempre se encuentran en el bien de los otros,, ya sea sus hijos, su casa, un animal o el simple hecho de salir adelante para conseguir una sociedad más justa.

María Magdalena vio la luz en el trato que recibió de Jesús, y su fidelidad y cariño fueron inquebrantables. Bastaría recordar su presencia al pie de la cruz y en el momento de la resurrección cuando todos los demás habían salido corriendo. Por fin alguien le había tratado como a otro ser humano, de igual a igual. Se había sentido querida y perdonada por Alguien capaz de verla más allá de un puro objeto de placer estableciéndose así el más poderoso relato de amor no consumado ( la película Once tiene mucho de eso), ése que sólo una mujer pudo sentir en la presencia histórica de Jesús de Nazaret, y que ahora veinte siglos después se logra apreciar en la vida de muchas mujeres que luchan solas por el bien de los suyos y de ellas mismas, mientras caen y se levantan, repiten errores y aprenden d ellos, y agradecen con su amistad el amor recibido.

Tres son las películas que recomiendo para todos aquellos que deseen ver algo diferente. Tres películas donde sus protagonistas (mujeres obviamente) desprenden humanidad por todos sus poros. Mujeres empujadas por la vida a tareas de poco gusto por conseguir un colegio mejor para su hijo, a tomar medidas extremas para lograr una casa digna, o a huir hacia adelante buscando una salida en tiempos de crisis. Mujeres con relaciones afectivas y sexuales vacías y desastrosas debido a maridos ludópatas, maltratos o falta de cariño, pero que logran hacer de la amistad una convicción profunda demostrada en el sacrificio por el otro.

La correcta “Sunshine Cleaning”, la muy interesante “Frozen Rivers”, y la sobresaliente “Wendy and Lucy”, demostraciones palpables en intenso dramatismo de la recreación de aquella mujer que arrodillada a los pies de la cruz lloraba por el Único de quien había recibido amor. JB.