martes, 30 de junio de 2009

ya voy acabando

Os parecerá increíble pero en Eluru tenemos a las afueras de la ciudad todo un campus universitario sólo para congregaciones religiosas en donde está el college para estudiar teología y alrededor todas las casas religiosas. En mi opinión, con mucho acierto nosotros no quisimos construir la casa dentro del campus y estamos entre medias de la ciudad y del campus, a cinco minutos en moto de cada una de los dos sitios. Nuestros estudiantes no sólo tienen buena fama debido a que sus notas son siempre altas sino que además les tienen cierta envidia por vivir fuera del campus y sobre todo por la libertad de la que gozan, hecho curioso ya que la vida del escolástico o brother como aquí les llamamos está marcada por un horario un tanto rígido para ser ya frailes, si bien es cierto que a su disposición tienen un jeep y la moto además de sus bicicletas para moverse. Sólo tienen que escribir en la pizarra de la entrada dónde, cuándo y cómo van. Así es que ya podéis imaginar la vida del resto. Más o menos la vida es una mezcla entre nuestros seminarios menores y Salamanca. Nos levantamos a las cinco y media, uufff!, y de seis a siete y media hay laudes, meditación, Eucaristía y un poco de limpieza de cuartos y pasillos. Desayunamos y a las nueve están en clase. No siempre es así porque los lunes y viernes la Eucaristía es por la tarde y la adoración con reflexión de la palabra por la mañana. Eso sí, nos seguimos levantando a las cinco y media, incluyendo el sábado. Tres días a la semana preparan ellos la homilía y los rezos siempre los dirigen. Hasta ahora sus homilías son interesantes pero eternas, Dios mío lo que hablan. Yo, que he estado estos siete días “de semana” mis homilías han sido la mitad, menos de la mitad. Comemos a la una por lo que las mañanas voy a tenerlas prácticamente enteras para mí. Hasta ahora las hemos dedicado a visitas de casas religiosas, a ver el noviciado y el seminario menor, algunas reuniones y trabajos domésticos, pero al menos de dos a tres horas creo que las tendré para mí. De momento no me sobran ya que mi labor aquí además del acompañamiento general en las actividades diarias estoy al cargo de la formación de los de segundo de teología que son ocho. Si tenemos en cuenta que ya han estudiado tres años de filosofía y el noviciado, todos ellos son de veinticuatro años para arriba, una edad estupenda. En síntesis los cuatro años de teología y formación están divididos en: un primer año en el que se continúa la formación dada en el noviciado, el tercer año se centra en la espiritualidad y formación dehoniana, el cuarto y último en la vida religiosa y votos, y el segundo año que es el mío se desarrolla en torno a la formación religiosa general desde el punto de vista psicológico-espiritual. Que qué es eso? Pues en ello estoy, leyendo libros sobre formación psico-religiosa de sacerdotes y religiosos para la India, preguntando a los que más saben, y algún tocho que me ha mandado Écker… a ritmo de caracol para enterarme un poco y elaborar algo sistemático y estructurado, dos palabras que no suelen definirme. Todo es empezar y ya he tenido dos sesiones. Como soy muy original mi primer tema es el de la vocación. Bueno, al menos creo que no se están aburriendo aunque mi inglés es bastante limitado para expresar todo lo que quiero comunicar. Después, al menos un par de veces al mes tendré encuentros personales a ver qué es de sus vidas.
Las tardes son: trabajos domésticos, deporte, estudio, oración, estudio, cena, oración, estudio. A veces no este orden, otras hay formación, también hemos ido a charlas y oraciones con otras congregaciones, hay un equipo de volea que juega en “la liga de religiosos y diocesanos de Eluru” y somos muy buenos, otros días tienen pastoral aunque no todos a la vez, y en general la tarde siempre está ocupada ya que junto a la rigidez del horario, se suman visitas, acompañamientos, religioso florero que persigue a dos religiosos por el jardín mientras plantamos árboles y verduras o se riegan la centena de maceteros con unas flores preciosas. En serio, el jardín de la casa es magnífico y dura los trescientos sesenta y cinco días. En mi opinión el diseño del horario no facilita un estudio prolongado pero se defiende con el argumento de tener la media de notas más alta del college y los mejores alumnos en los cursos superiores. Por otra parte reconozco que el fin de semana tienen bastante estudio aunque siempre hay que combinarlo con formación, pastoral y tiempo libre. Para empezar no está mal y seguro que iré encontrando más cosa que hacer, empezando por hacer de nuestra sala de comunidad un lugar más limpio y apacible, y después ingeniármelas para montar una pequeña enfermería donde ahora sólo hay basura y cuatro gasas mal puestas. Sí, ya sé, que parece increíble que yo esté hablando de limpieza y orden pero hasta para mí es excesivo, y aunque puedo vivir perfectamente en semejante caos, me apetece hacerlo.
Hoy cumplo dos semanas y el tiempo ha pasado rápido como suele ocurrir en estas situaciones. Poco a poco mi cuerpo parece irse haciendo al increíble calor de estos quince días. La India es gigante y el clima varía dependiendo de donde uno viva. El estado de Andhra Pradesh pasa por ser uno de los más calurosos y a fe que me lo está demostrando. Para más “inri” la época de lluvias ya tenía que haber hecho acto de presencia hace días, y este año se está retrasando mucho según los autóctonos. El problema es que la temperatura no baja casi nunca de treinta grados y la humedad es bestial por lo que no refresca nada. Si además le sumo las diez veces al día que como poco se va la luz, a veces durante media hora, otras solamente unos minutos, os podéis imaginar lo que sudo. En realidad, sudar no me preocupa sino los cientos de granitos que me salen sobre todo en los antebrazos y la curva de la flexión de las piernas que pican un montón. Algún día he deseado arrancarme la piel a tiras pero en general lo soporto estoicamente; además, ayer llovió un poco y hoy se nubló por la tarde, por lo que en breve vendrá la ansiada lluvia. Y con la lluvia vendrán las serpientes que salen a refrescarse después del chaparrón y buscan sus ranitas de tamaño mastodóntico, así es que no sé qué prefiero. De momento hoy me he cargado decenas de bichos gigantes que parecen moscardones en tamaño libélula mientras voy limpiando la sala, y en breve no habrá rincón de mi habitación que no revise antes de irme a la cama. De hecho ya lo hago. Por cierto mi habitación es simple pero grande, mucho más de lo que esperaba y aunque la línea de internet con frecuencia no funciona, ni en el mejor de mis sueños hubiese imaginado tener internet en mi cuarto… Creo que hablaba acerca del tiempo. Por ejemplo, en estados como Kerala, al sur, el calor no es tan abrasador y hay más lluvia. Y en el norte pasan frío. En la zona oeste donde está Goa y Bombay hace calor pero dicen que no es comparable. Y también hay algún estado un poco más al norte de donde vivo que hace más calor. Muy resumido pero suficiente. Basta con añadir que a las ocho de la mañana ya no se puede estar al sol y que después de comer es imprescindible dormir un poco con los ventiladores del techo a toda pastilla. Bueno! Se me ha olvidado deciros que tengo aire acondicionado en mi habitación! Todo un lujo pues sólo hay dos habitaciones. Son muy majos mi comunidad y me cuidan! Pero nunca lo uso por las noches y durante el día sólo en algunos momentos. No es bueno acostumbrarse que luego hay salir de la habitación y es mucho peor.

jueves, 25 de junio de 2009

En un principio me habían destinado al seminario menor de Andhra Pradesh a las afueras de una ciudad llamada Guntur, a unos cien kilómetros de Eluru, pero la semana anterior a llegar recibí un email con el cambio de destino a Eluru donde está el teologado, nuestra Salamanca para entendernos. La diferencia debo deciros que es abismal pues tuve la oportunidad al día siguiente de aterrizar por aquí, de ir con el provincial a visitar la casa y los dos religiosos que de momento la habitan, Matai a quien conocí los días que estuve en Roma y es el superior, y Simón, polaco y que en unos meses volverá a su país para más tarde viajar a Filipinas. La casa está diseñada en torno a un patio central en donde además se encuentra la capilla de los chavales. En lo que sería el claustro se hallan las distintas dependencias: comedor, habitación para invitado, las dos habitaciones grandes para los chavales donde duermen unos doce en cada una y la sala de comunidad que da paso a las habitaciones de la comunidad. En la parte trasera hay un pequeño huerto y un campo de fútbol. La casa está como desvencijada y triste, situada en medio de ninguna parte durante años y ahora rodeada por tres macro-colegios que tampoco ayuda. Por supuesto que no me hubiera importado vivir allí, con esa idea venía, pero al estar en el teologado la diferencia es tan profunda que inevitablemente lo agradezco. Por cierto, este año son unos veinticinco alumnos los que tenemos en este seminario menor. La otra casa es el noviciado y se halla a unos treinta kilómetros del seminario. El calor en esta casa es sofocante aunque no vi mucho pues estábamos de paso. Valerio, el maestro de novicios que es italiano está teniendo cada vez más problemas con su visado y últimamente sólo le dan por tres meses, lo que hace bastante difícil la labor de un maestro de novicios aunque alguno pensáramos qué pena que no nos hubiera tocado a nosotros esa gracia. Este año tenemos cuatro novicios.
La Congregación en la India empezó sus primeros pasos a mediados de los noventa en el estado de Kerala, como tantas otras congregaciones han hecho, debido a que es una zona de mucho cristiano y con un obispo abierto siempre a nuevas incorporaciones. Cinco años más tarde cuando en Kerala ya nos habíamos afianzado y gracias a una invitación recibida por dos sacerdotes diocesanos del estado de Andhra, el Father Martin, holandés, se puso en contacto con el obispo y en breve nos dirigimos hacia allí pues aunque la presencia cristiana existe, no es la sobreabundancia de Kerala. Primero fue el seminario, luego el noviciado y por último la llegada de los dos primeros religiosos autóctonos hizo que se alquilara una casita en medio de la ciudad de Eluru donde se ha ido viviendo como se ha podido los últimos siete años hasta que se ha construido la casa donde ahora vivo a las afueras de la ciudad. Si alguien desea saber cómo fueron los primeros pasos de los SCJ en la India puede ir a www.indiascj.net/History.htm donde se cuenta de forma bastante sencilla los siete primeros años de presencia aquí.
Si más o menos me he explicado bien, quiere decir que la casa donde vivo tiene poco más de un año. Ya veis, en mi línea de llegar a plato puesto. La casa tiene un piso además de la planta baja y en la azotea hay una estructura férrea que hace de dobletejado y nos protege algo del calor. De otra forma sería un horror vivir en la planta de arriba. Aprovechando mi pericia con el ordenador sacaré algunas fotos y ponerlas en el blog que gracias a Kristianto he abierto y que ahora paso a escribiros. Supongo que al leer esto muchos ya la sabéis pero otros no. Allí voy colgando poco a poco el diario y espero otras cosas más. www.jbenlaindia.blogspot.com Yo que estoy acostumbrado a dar señales mínimas de vida…. Haré por mantenerlo fresco aunque necesitaré vuestra ayuda en forma de presión.

miércoles, 24 de junio de 2009

algo más

. La despedida había sido sencilla y muy sentida, a mis hermanos les convencí que no vinieran ya que Javi Luengo sí lo haría y los papis estaban acompañados. La sorpresa fue cuando nos encontramos a la loca de Yola en el aeropuerto. Me hizo mucha ilusión aunque el momento no me dio para expresarlo convenientemente. Yo me encontraba tranquilo pues tenía el pálpito de las cosas normales y así fue. El viaje fue largo y a pesar de un regimiento de niños indios que no paraban de gritar y llorar al lado mío, no se me hizo pesado.
Chennai me recibió con treinta grados a las doce de la noche, y aunque se pusieron algo pesados con la dirección exacta de a dónde iba a vivir, se solventó sin grandes más apuros. La salida estaba llena de gente y yo iba mirando cartelitos hasta que un joven me preguntó si era scj. Habían venido cuatro a recogerme, un hombre que trabaja en la casa, un estudiante de teología con los estudios ya terminados y en puertas de marcharse a Argentina, el nuevo provincial del distrito india Kusmaryadi, y una monja carmelita con las que tenemos buena relación. Del aeropuerto a Eluru “sólo había quinientos kilómetros”, así es que viajamos toda la noche. Chennai es una ciudad de siete millones de habitantes que pertenece al estado de Tamil Nadu y aunque era de madrugada las calles estaban llenas de gente con cientos de personas que conducen los famosos ricksaw durmiendo por el suelo.
La carretera que lleva hasta casi Eluru es una autovía medianamente asfaltada. Yo no tenía sueño y vine hablando con Kusmaryadi y mirando todo lo que iba pasando, porque a pesar de la hora y que era una autovía, la carretera seguía llena de gente y sobre todo cientos de camiones que en muchos momentos estaban parados formando una cola enorme en el carril de la izquierda y había que esquivar. Todos los camiones llevan escrito en la parte trasera una frase que dice ”por favor, toque la bocina”,y es que este país no sé qué haría sin el claxon que es tocado permanentemente en la carretera, pueblos y ciudades. Fue mi primera señal de identidad de la India, el absoluto delirio que supone conducir con miles de camiones, motorbikes, ricksaws, bicicletas, personas y algunos coches que se abalanzan por las calles y carreteras en un perfecto caos. Impresionante. Además, viniendo por la autovía, cada cinco o diez minutos había que esquivar a un camión que conducía en sentido contrario por nuestro carril directamente hacia nosotros, unas cuantas vallas que anunciaban socavón y a las cientos de personas que cruzan la carretera en bici o andando cuando les parecía oportuno. Fascinante.
A eso de las nueve de la mañana y después de haber parado en la casa que es el Noviciado para desayunar desembarcamos en Eluru, mi nueva casa y que es teologado del distrito India. En la India tenemos cinco casas, tres en el estado de Andhra Pradesh y dos en el estado de Kerala; ambos estados pertenecen al sur de la India. Las casas de Andhra Pradesh son: un seminario menor, la casa del Noviciado, y el teologado. Y las casas de Kerala son un seminario menor y el filosofado. El orden cronológico de pertenencia sería: seminarios menores, filosofado (tres años), noviciado y cuatro años de teología, para terminar haciendo por unos meses o año lo que nosotros llamamos “experiencia comunitaria” en mitad de la carrera en Salamanca, y que aquí la realizan en Filipinas hasta que el distrito India vaya creciendo. Luego son destinados a una de las cinco casas. Y junto a esto, en breve vamos a abrir una casa cerca de Bombay (Mumbai) en la que tres religiosos (que son indios) van a empezar a vivir allí. Dos de ellos ya han estado residiendo por la zona en el último año mientras se consigue el permiso del obispo y la zona donde nos vamos a instalar.

lunes, 22 de junio de 2009


Un indio en la India

A pesar de los esfuerzos de mi madre no acabé de hacer las maletas hasta bien pasadas las doce de la noche, y a eso de la una me tumbé junto a mi padre para dormir un par de horas. Estaba cansado y no tardé en dormirme, pero tuve tiempo suficiente para que delante de mi pasara el último mes como en un fotograma que almacenaba cuarenta días de papeleos, visado, vacunas, viajes, más vacunas, más viajes, comidas y cenas que me hicieron perder la figurita traída de Hales Corners, algunas charlas, laicos, días en casa con mis padres, encuentros familiares y encuentros con amigos, mis hermanos y algunas cosas que dejé de hacer. Todo eso en un fotograma que ocupara poco espacio y llevarlo con facilidad, ya que lo importante es lo que va dentro.
No encontré un vuelo que llegara de día a la India, así es que volé hasta Frankfurt y a las once de la mañana otro hacia Madrás, que desde 1997 se llama Chennai. Nueve horas largas de vuelo que junto a las tres horas y media de diferencia respecto a España hizo que aterrizase a las doce de la noche. La despedida había sido sencilla y muy sentida