domingo, 20 de diciembre de 2009

NAVIDAD

Hoy es veinte de Diciembre, Domingo. Son poco más de las tres de la tarde aquí y es un momento ideal para felicitar a todos la Navidad. Los domingos suelen ser bastante tranquilos y me gusta pasarlos en mi cuarto aprovechando que internet parece que funciona mejor en festivo. Durante unos meses atrás, mi superior McQueen se empeñaba que le llevara de recorrido vespertino por distintas casas religiosas, cosa que le encanta y a mí dejaba el cuerpo con la sensación de pérdida de tiempo. Por suerte ha disminuido un poco su querencia a ser su chófer, consciente de mi cansancio. También los escolásticos me suelen dar la barrila para que salgamos a ver una película o de visita, pero confieso que donde mejor me encuentro un domingo por la tarde es en mi cuarto. Estos días están siendo muy ajetreados. Parece que en la provincia india no encontramos mejor fecha para juntarnos todos y realizar asamblea de tres días que del veintiocho al treinta de diciembre, y si le sumamos la ordenación sacerdotal y de seis diáconos el dos de enero, todo en nuestra casa de Eluru, más lo que significa de despiporre pastoral por las fechas, la habitual calma india se ha vuelto un poco más frenética.

La mañana la he pasado con lo que vamos a entregar en la asamblea sobre el programa del postulantado que queremos que se inicie el próximo junio y esta tarde-noche comenzaré a estudiar todos los pasos de la liturgia del rito de ordenación sacerdotal y de diáconos. Dios mío, no saben a quién han puesto para dirigir la celebración! Pero como aquí nos levantamos tan prontito, a diario a las cinco y media y los domingos a las seis y media, pues a partir de las ocho y media hoy ya tenía tiempo para hacer cosas. Primero celebré el cuarto Domingo de Adviento e hice una pequeña parte en telugu; en la homilía les he contado lo que pienso de la Virgen y después he desayunado. Los domingos no son muy allá porque el cocinero asiste a la Eucaristía y el desayuno es frugal.

Este año, de nuevo, me he decidido a escribir felicitaciones navideñas como hice el pasado desde Hales Corner. Tardarán casi un mes, por lo que para entonces los reyes magos habrán regresado de donde vinieron, pero no me importa. Me apetecía. Otra cosa es que os llegue y no se pierda por el camino. Además, sólo he escrito unas pocas (las casas scj, familia y poco más). Espero que lo que ahora escribo valga como felicitación.

El veinticuatro por la noche iré a un poblado minúsculo a celebrar, y lo haré en telugu menos la homilía que la traducirá casi simultáneamente el brother Deva, que significa dios-el que brilla. Me ilusiona que una noche así lo celebre en medio de ningún sitio, en un lugar donde ni siquiera una vez al mes les van a celebrar la Eucaristía. La homilía la he escrito en castellano primero, después la he traducido y se la daré a Deva para que cambie lo que crea oportuno y que no vaya en relación con el público al que va dirigido. Ya sé que no debería escribir primero en español, pero esta ocasión ha sido así. Expreso más cosas. Darle vueltas al contenido me ha hecho también pensar en nuestra Navidad y en cosas que había leído. Recuerdo un retiro de adviento con los laicos que nos lo dio Julius en el que hablábamos de por qué hay mucha gente que odia la Navidad y del fuerte sentimiento que nos produce lo que nos gustaría que fuera la navidad y lo que realmente es, del gran sueño de Dios porque siempre sea navidad y del regalo que nos hace al ser piel y corazón. Ahora resuena en mí con un gran latido y entiendo que no es ninguna obligación estar bien en estas fechas, no vivimos en un mundo perfecto y siento en gente que me rodea aquí que puede vivir el espíritu de la navidad en situaciones de cruz. Por eso intentamos vivir nuestros conflictos desde la confianza en Dios e intentando poner en ellos todo el cariño posible. Puede que suene poético pero así lo siento. Que Dios decida ser uno con nosotros y uno de nosotros sigue siendo hoy una auténtica revolución.

Sólo un poco más que sino luego no lo leéis porque es mucho.

Estoy leyendo un libro que regalaron mi hermano Josemi y paloma antes de volver. Se llama “La India por dentro” y está escrito por Álvaro Enterría que vive y trabaja en la India desde 1989, es socio propietario de la librería y editorial Indica Books y está casado con una mujer del estado de Orissa con la que tiene dos hijos. De las quinientas páginas he leído ya unas cien y es un libro fascinante, sobre todo para los que vivimos aquí y deseamos comprender algo más este inmenso y en muchas ocasiones incomprendido país.

Y con el fin del año pienso que ahora me queda llevar hacia adelante todas mis pequeñas ilusiones que en estos meses de atrás han ido naciendo y que no siempre estoy dispuesto llevar a cabo: la constancia en el trabajo, saber delimitar las prioridades sobre los gustos, el estudio tranquilo pero constante de los idiomas, leer más, mantener el contacto con los seres queridos, escribir en el blog, profundizar en mi oración, saber decir lo que pienso, vivir en paz conmigo mismo en definitiva.

Quería contar más cosas pero mi cuerpo dice que pare. Os deseo una bonita Navidad, paz y serenidad para ver qué necesitamos y que el recién nacido pueda ser cada vez más él a través de lo que hacemos. Un abrazo y beso para todos. Feliz dos mil diez.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Jb vuelve a La India

De nuevo por aquí a ver si soy capaz de mantener fresco el blog. Regresé a Eluru hace ya siete días después de pasar casi tres semanas en España mientras renovaba el visado, me hacía las necesarias revisiones médicas, hablaba un poco aquí y allí sobre la India, visitaba a los amigos y estaba con mi familia. No ha sido mucho tiempo pero lo he disfrutado un montón. Aun así me he quedado sin ver a algunos amigos pero no ha dado más de sí. He estado siempre tranquilo y con ganas de contar cómo me va la vida. En encuentros casuales con personas que me conocen un poco me ha sorprendido su ánimo para que siga escribiendo en el blog y que lo haga más a menudo. La verdad es que debe haber más gente de la que imagino interesada en mis andanzas, y no es que escriba más o menos dependiendo de los que yo crea que me leen. Sería absurdo. Es que a pesar que me gusta esto de juntar líneas, no lo hago de manera fluida, me lleva tiempo y supongo que además, la normalidad de los días me provoca que ya no haya mucho que contar.
Me han concedido la visa por un año que es lo máximo que le pueden dar a un turista y me ha hecho mucha ilusión porque el de seis meses y sobre todo el de tres te hace estar siempre en una situación de provisionalidad muy desagradable. Un año da más paz. De todas las maneras a los seis meses debo salir del país y pasar una semana fuera. Si todo marcha normal creo que iré a Indonesia, pues está cerca y allí tenemos bastantes casas. Además, desde que estuve en Norteamérica he tenido la oportunidad de conocer algunos indonesios y me apetece ver su país, por lo que hasta noviembre del año que viene no regresaré al jamoncito serrano. Por cierto que gracias a los papis me he traído un poquito de jamón envasado y nos lo comeremos el veinticuatro mientras celebro el cumple de mi madre. Mi comunidad no es muy aficionada a los productos del cerdo así es que si me ponen cara insípida no tendré problema en comerlo yo solo. Eso sí, al turrón le hincan el diente.
La vuelta fue larga, día y medio, ya que tuve que esperar catorce horas en el aeropuerto de Hyderabad, pero gracias a Dios no tuve mayores problemas para entrar. Cuando sales es cuando te atiborran a preguntas y hay que estar espabilado para no cometer ni decir nada inconveniente. Me fueron a recoger tres al aeropuerto de Vijayawada y la bienvenida fue calurosa y bonita. Después, por primera vez desde que llegué a la India fuimos a cenar fuera. Todo un detalle.
Al día siguiente Domingo celebramos el segundo encuentro del año con los jóvenes de las distintas parroquias y apostolados que hacemos. En esta ocasión unos doscientos chicos y chicas entre catorce y veinte años nos acompañaron. Las fotos que pretendo colgar son de ese día. Celebrar algo así por estos lares no es nada común pues conlleva mucha preparación y ganas de que la gente lo pase bien a la vez que siempre se hace algo para que vayan conociendo al fundador o un poco de nuestra espiritualidad. Por supuesto no faltan bailes y actuaciones. Para mi desgracia, siempre hay un momento en el que me hacen salir a bailar. Sin comentarios.
La semana ha transcurrido rápida y apenas me ha costado hacerme al ritmo normal. Solamente he tenido el desfase horario que me ha dejado un par de noches sin dormir nada y por eso estoy un poco más cansado. Ya casi está normalizado. Después, el hecho de haber estado fuera y sobre todo la inminente ordenación sacerdotal y de diáconos además de unas reuniones para ir elaborando el programa del postulantado que queremos empezar el curso que viene me ha hecho estar más atareado. Aún así, las cosas en la India son siempre más tranquilas.