domingo, 6 de junio de 2010

SIA

Viajo en tren hacia Yakarta, la capital de Indonesia. Ya voy a cumplir los dos meses de rigor y el martes vuelo a La India. El viaje en tren es de ocho horas donde no se ve mas que verde, kilómetros sin fin de plantaciones de arroz, cocoteros y toda la variedad de árboles frutales imaginables. Precioso… Yakarta, por el contrario es una megalópolis de once millones de habitantes donde modernidad y pobreza van de la mano.

Tras pagar tasas y veinte euros por haber estado un día mas en Indonesia de lo permitido aterrizo en la ciudad de Chenai, antigua Madras, en La India el martes por la noche, y después de un día de visita turística donde la tradición sitúa la tumba del apóstol Santo Tomas, el metedor de manos, hoy viajo en tren, sin cristales y entrando fuego de no menos de cuarenta y tantos grados, de regreso a Eluru. Leo un poco, dormito, miro por la ventana sintiendo los muchos olores y contemplo un país que ya me resulta familiar aunque me quede un mundo por descubrir… mi vuelta a Eluru está llena de novedades pues estrenamos superior y todo es absolutamente distinto y de momento acertado. Suena gracioso que lo diga yo pero necesitamos algo de orden, normalidad y coherencia en el proceso formativo de los escolásticos.. quizá ahora sea demasiado riguroso pero lo doy por muy bueno. Mañana viene el Ornelas, nuestro general, de visita canónica. Ya veremos pues hay muchas cosas de las que hablar. En fin, que todo mucho mejor de lo esperado.


Estos diez días he trabajado bastante en tareas de limpieza, sobre todo desbrozando los campos donde queremos plantar papayas, mangos y plataneros. No me reconozco las manos que parecen dos morcillas de arroz de Burgos pero este año tendrá que ser así. Los escolásticos olvidan muy fácilmente de donde vienen y sus raíces para acomodarse a las facilidades de la vida religiosa… y eso no está bien.

NE

A Yogyakarta llegue el viernes pasado. Para situarte, esta casa es como la de Salamanca o la de Eluru en La India. Tienen más de treinta escolásticos repartidos en dos casas. Yo estoy en la más grande. Como me ha pasado en todas las casas, aquí también me han recibido estupendamente y con los estudiantes he congeniado rápidamente. La comunidad son cuatro aunque también trabajan fuera. El lunes me pusieron Internet en mi cuarto después de estar tres semanas sin el. Tengo cientos de correos, la mayoría prescindibles, pero también cosas importantes de La India que requieren contestación, así que me voy engrasando lentamente, no hay otra. Y grasas, pocas las que he comido. Eso si lo echare de menos, la comida, pues apenas he probado el arroz ya que con la soja, las verduras, pescados y pollo me han sobrado, aunque todos se extrañan que no coma casi arroz. Pero si, he comido magníficamente y hacen cantidad de dulces con coco (que miedo), papaya, tapioca, arroz, aguacate… muy sabrosos y naturales. También me he inflado a chocolate, montón de chocolate que en La India no lo tengo tan al alcance. Sin embargo no he engordado nada y sigo con mis ochenta y cinco kilos. Hoy me he medido la coagulación y tenia 1.9, así es que todo en orden. El domingo pasado me llevaron a ver un parque natural y el templo de Borobudur, el monumento budista mas grande del mundo, patrimonio de la Humanidad, precioso con casi tres mil paneles de relieve y quinientas estatuas de Buda, santuario y lugar de peregrinaje. Es posible que os suene. Y ya es viernes, otro día de calor que será refrescado, espero que hoy también, por las abundantes lluvias que caen a pesar de que no estamos en la época de lluvias. Todavía me quedan unos días y los aprovechare, empezando por o que estoy disfrutando solito de la victoria de mi atleta. No lo pude ver pero lo escuche como pude on line…. Desgraciadamente contra el Sevilla no pudo ser pero mereció la pena no dormir…
Hoy he ido a ver otro templo hindú, Prambanan. No es tan imponente como el de Borobudur pero tiene un museo de antigüedades hindúes y los instrumentos con los que se toca el gamelan que ha merecido su visita. En la semana que me queda veré mas cosas en plan turista solitario pues aquí no tienen mucho tiempo para acompañarme y aunque disfruto de mi cuarto me apetece ver alguna cosa mas. Todo sigue con normalidad, participando de la vida diaria y preparando ya la formación de La India…

DO

Viajo varios días por algunas de nuestras casas mientras acompaño a un religioso que trabaja en distintos lugares. Fiesta en un colegio donde todos iban vestidos folclóricamente con distintos trajes del país. Les hablo un poco y asisto durante cuatro horas a bailes y canciones. Doy una charla a una novicias para practiquen ingles. Visito la familia del indonesio con el que vivo en La India… regreso al noviciado unos días mas, le doy al idioma, algunas celebraciones, otras charlas a mas monjas sobre mi vida, lo interesante de aprender ingles,… hablo mucho tiempo con algunos novicios que se defienden con el idioma anglosajón… ya un mes desde que llegue y mis mejores expectativas siguen siendo superadas por personas que me cuidad y hacen que mis días sean tranquilos y placenteros. Hago la maleta y me marcho a una parroquia en la ciudad de Bangulu, al suroeste de la isla de Sumatra (todo el mes he vivido en esta isla de tres mil kilómetros de norte a sur). El viaje en coche es de quince horas de conducción para quinientos kilómetros. Las carreteras en esta isla son demoledoras, con enormes socavones cada doscientos metros. Bangulu es la única parroquia católica en cuatrocientos kilómetros, por lo que la manera de funcionar es construyendo pequeñas capillas, yendo a celebrar una o dos veces al mes y el resto de los días con un laico-ministro de la palabra. Interesante. Casi todas nuestras parroquias tienen al lado un convento de monjas (golfilos ellos). Ellas suelen trabajar en sus pequeños hospitales o colegios pegados al convento y que el gobierno indonesio musulmán se lo permite al servir de mucha ayuda pues como es obvio puede ir cualquiera…

Las monjas que he conocido reconozco que me han sorprendido gratamente. No solo porque manifiesten tan abiertamente mi hermosura y mi gigantesca nariz sino por su naturalidad, su poca tontería en las maneras y su trabajo. Las mujeres indonesias no son extremadamente guapas pero son muy cercanas, algunas con rasgos orientales muy bellos y muchas son tetadas. Los indonesios dicen que las prefieren bien mazonadas. En Bangulu estuve cinco días, dos de ellos visitando familias y pequeñas capillas en mitad de bosques frondosos y carreteras infernales. Otro día hablando en cuatro misas y los otros dos visitando los hospitales y colegios de las monjas, hablando por las aulas y charlas con los profesores. Entonces, el superior de la comunidad, un tipo sencillo y humilde de sesenta tacos me dice si quiero ir a Bali, el lugar más turístico de toda Indonesia. En Bali no tenemos casa pero este hombre es muy amigo de Mr Eddy, católico con mucha pasta y dueño de un hotel-boutique precioso, pequeño y nuevo al que le lleva invitando tiempo. Bastó una breve llamada para tener los billetes de avión, habitación familiar con desayuno y coche con conductor pagados. De nuestra cuenta solo comida y cena. Nos recorrimos la isla en los tres días enteros que estuvimos en Bali: varios templos hindúes, lagos con vistas divinas, visitas a monjas e iglesias católicas. Yo, a lo que tocara y feliz con palizón de coche incluido. Pasote. La isla de Bali es la única presencia hindú en Indonesia pero es abundante. He visitado mas templos que en La India….

Y el viernes pasado volé a Yogyakarta, ciudad universitaria y con sitios interesantes que visitar donde se encuentra el escolasticado y del que ya no me moveré hasta que me vaya a la capital Yakarta para regresar a La India y darle un bocado a la realidad….

IN

El viaje en tren es de siete horas. Llevo algo más de cinco y son las cuatro de la tarde. En el vagón reina el silencio fruto de la hora y del calor que hace, y solo es roto por los vendedores de te, café, agua, samosa, arroz, cuentos, baratijas, los que piden dinero, un par de mal travestidos locos…. Me toca el asiento- cama de arriba del todo que nunca se pliega, al contrario del que esta en medio que hace de respaldo con la cama de abajo. Leo y charlo un poco con una monja india vestida de calle pues va a su casa unos días. Duermo algo. La gente despierta y merienda. Plásticos, botellas, desperdicios son arrojados por las ventanas sin cristales del tren con suma tranquilidad. Viajar en tren, como La India en general, no es que tenga mucho de especial, pero es el todo lo que la hace distinta, quizá única. Puede que hasta para echarla de menos cuando ya no se tenga. Ya queda menos, espero que todo vaya bien en inmigración….

Regreso a la ciudad de Palembang tras cuatro días de haber estado en una parroquia situada en la frondosidad del bosque, en medio de casi ninguna parte y a diez horas de coche para algo menos de trescientos kilómetros. En Indonesia el noventa y tantos por ciento de la población es musulmana, y el resto entre budistas, hindúes, confucionistas, protestantes y católicos. Tendremos unas treinta casas scj en Indonesia, casi veinticinco son parroquias. Las hay en ciudades de feligresía adinerada, en pequeños pueblos y ciudades, y en medio del bosque. Los feligreses son extremadamente generosos y viven con intensidad la fe, propio de quien es minoría y con escaso numero de sacerdotes. Pagan casi todo, reforman sus iglesias y confían ciegamente en los religiosos. También las hay pobres pero generosos. Esta mereciendo mucho la pena y me voy animando con el idioma que no es difícil. Sin embargo la mayoría de los días los he pasado y los pasare entre el noviciado y el escolasticado por si puedo sacar algo en claro que me valga para la caótica provincia india, pero son dos realidades absolutamente distintas y opuestas. El problema en Indonesia es que tantas parroquias les hace vivir solo en comunidades de dos o tres y con vidas individuales, aunque en las casa de formación tienen bastantes religiosos y mas o menos preparados. Por cierto, les encantaría que me quedara, pero supongo que también para que me dedicara a la formación, …hasta que me conocieran… Espero algún día poder estar en otra cosa distinta. Mientras seguiré escuchando a las tropecientas monjas que me presentan lo “guapo” que soy y la increíble nariz que tengo. En fin, que la vida me sigue ampliando horizontes aunque muchos comportamientos son iguales en la congregación sin que importe donde uno viva. Mañana marcho de nuevo al noviciado unos días..