Hace ya tiempo que el cine de animación, o de dibujos animados como se ha llamado siempre, ha dejado de ser un coto exclusivo de niños para convertirse en un cine destinado a todo el mundo y en muchos casos con un mensaje directo al público adulto. A mí siempre me han encantado los dibujos animados, sigo disfrutando de ellos y en los últimos años he trabajado con los jóvenes mediante el visionado de las películas de Disney y sobre todo de la factoría Pixar.
Quisiera en este artículo repasar cuatro películas excelentes y que recomiendo encarecidamente no sólo a los se sienten atraídos por este género sino a todo aquel que desee pasar un buen rato y además aprender y sacar conclusiones, aquel que quiera trabajar con jóvenes y mostrarles una forma de enseñar con mensaje nada convencional en algunos de los casos.
La primera y la más conocida es la última maravilla de Pixar, Toy Story 3, donde de una manera elegante se juega con nuestros sentimientos y emociones sin sentirnos dañados y nos retrotrae a ese momento de inmensa felicidad que fue la infancia y cómo sin darnos cuenta la abandonamos para hacernos adolescentes y pasar después a una vida de adulto donde no queda tiempo para acordarnos de aquellos años de ingenuidad y juego sincero. Sin embargo no conozco a nadie que alguna vez no se haya preguntado qué fue de sus juguetes preferidos, aquellos que tantas peleas provocaron con su hermano o hermana, aquellos que llenaron tantas solitarias tardes de invierno o con los amigos en verano. Andy representa todo ese mundo y el final de la ingenuidad. Por eso Toy Story 3 no es una película para niños de ahora, como ocurre también con la última de Shrek, sino para los que lo fuimos hace un par de décadas o tres. Y como ya ocurriera con Wall.E y su mensaje de crítica ecologista, la factoría Pixar manda su denuncia social en clave de metáfora del Holocausto, y aunque eso no impide la lluvia de situaciones cómicas, es un hecho que no pasa desapercibido a nadie… Toy Story 3 o el recuerdo de la infancia.
Pd: es una pena que estos de Pixar no tengan conocimiento alguno del flamenco. Te ríes de lo patético que resulta.
La segunda película es The Secret of Kells, una joya animada que nos devuelve el encanto de la técnica tradicional para contarnos con una cuidada y sorprendente estética, la historia de un joven monje del siglo IX que conocerá un antiguo libro mágico que está inacabado. Estuvo nominada al Oscar como mejor película de animación y por entonces casi nadie la conocía. Está llena de elementos fantásticos apoyados en la mitología, la religión, la leyenda, la magia, la historia y, sobre todo, en una iconografía excelente usando la perspectiva y geometría tan característica del arte medieval, y tan alejados de los patrones a los que estamos tan acostumbrados, dictados por la Disney o también Miyazaki. La historia es sencilla y bella, muy bella, conmovedora y simple, de gran derroche estético que prevalece sobre la narración pero que nos hace disfrutar de la iluminación de manuscritos irlandeses del siglo IX combinados con la tradición celta y con una acertada banda sonora que hacen que estemos ante una pequeña rareza que no debería escapar a los paladares cinéfilos, y con un mensaje claro para todos: la necesidad de no esconder la belleza, la cultura y el conocimiento sino de difundirlo entre todos para luchar contra el desconocimiento e iluminar las tinieblas.
The Secret ok Kells o cuando más necesidad tenemos de mentes abiertas, de abrir los ojos y de saber compartir.
La tercera película también estuvo nominada al Oscar de animación y a mí me encantó. Se trata de Fantástico Sr Fox, de Wes Anderson, otro cineasta “indie” que ha decidido meter la cabeza de lleno en autores de literatura infantil, pero lo lleva a cabo de una manera nada convencional. En este caso adapta una obra de Roald Dahl, una historia que tiene como protagonista a un pícaro pero civilizado zorro que junto a su familia y amigos lucha contra tres granjeros malvados. Son muchas las cosas que me atraparon y que con el paso de los días permanecen en mi cabeza diciéndome que en sucesivos visionados disfrutaré aún más de ella. El señor Fox se siente un tipo especial y distinto y, al igual que su familia, lo es, pero tanta autoestima acabará convirtiéndose en su principal problema hasta que sea capaz de reconocer a los demás y de buscar el bien común a pesar de sus defectos. Así triunfará. La película está llena de detalles que le dan un toque marcadamente artesanal, y lejos de caer en lo empachoso goza de un aire excéntrico absolutamente encantador mientras nos muestra su preocupación por la familia y esos outsiders que no terminan de saber que sitio ocupar, (todos los personajes están genial) o la delgada línea que separa el orden y el caos. Si todo esto no fuera suficiente la banda sonora es fabulosa repleta de canciones campestres y algún que otro oldie. Por todo ello tampoco creo que sea una película para niños pues se perderan, aunque a los adolescentes seguro que les mola.
Fantástico Sr Fox o por qué he nacido zorro y no otra cosa, o te quiero pero nunca me debí casar contigo.
La cuarta y última película es una pasada, un pelotazo que mi instinto cinéfilo me llevó hasta ella. Se llama Mary & Max y creo que no ha llegado a estrenarse en España si bien se pasó en el Festival Internacional de Imagen Animada de la Comunidad de Madrid, Animadrid. La película es de animación de plastilina y nos cuenta la historia de Max, un estadounidense de 44 años, judío, severamente obeso y con síndrome de Asperger que vive en Nueva York, y Mary, una solitaria niña mofletuda de 8 años que vive en los suburbios de Melbourne, Australia. Ambos mantienen una amistad por correspondencia que se extenderá a lo largo de más de veinte años. Sus creadores describen la película como “inocente pero no naif”, pero no os exagero nada al deciros que la historia toca temas tan diversos como la amistad, el autismo, la taxidermia, la psicología, el alcoholismo, de dónde vienen los bebés, la obesidad, la cleptomanía, las diferencias sexuales, la copulación de perros, las diferencias religiosas, la agorafobia, la incomunicación, la familia y bastante más. Mary & Max es extraordinaria pero sólo para adultos, en muchos momentos realmente divertida pero melancólica y solitaria que duele, es genial, triste, realista, demoledora, de todo menos amable. Os la recomiendo encarecidamente. Jb.
Quisiera en este artículo repasar cuatro películas excelentes y que recomiendo encarecidamente no sólo a los se sienten atraídos por este género sino a todo aquel que desee pasar un buen rato y además aprender y sacar conclusiones, aquel que quiera trabajar con jóvenes y mostrarles una forma de enseñar con mensaje nada convencional en algunos de los casos.
La primera y la más conocida es la última maravilla de Pixar, Toy Story 3, donde de una manera elegante se juega con nuestros sentimientos y emociones sin sentirnos dañados y nos retrotrae a ese momento de inmensa felicidad que fue la infancia y cómo sin darnos cuenta la abandonamos para hacernos adolescentes y pasar después a una vida de adulto donde no queda tiempo para acordarnos de aquellos años de ingenuidad y juego sincero. Sin embargo no conozco a nadie que alguna vez no se haya preguntado qué fue de sus juguetes preferidos, aquellos que tantas peleas provocaron con su hermano o hermana, aquellos que llenaron tantas solitarias tardes de invierno o con los amigos en verano. Andy representa todo ese mundo y el final de la ingenuidad. Por eso Toy Story 3 no es una película para niños de ahora, como ocurre también con la última de Shrek, sino para los que lo fuimos hace un par de décadas o tres. Y como ya ocurriera con Wall.E y su mensaje de crítica ecologista, la factoría Pixar manda su denuncia social en clave de metáfora del Holocausto, y aunque eso no impide la lluvia de situaciones cómicas, es un hecho que no pasa desapercibido a nadie… Toy Story 3 o el recuerdo de la infancia.
Pd: es una pena que estos de Pixar no tengan conocimiento alguno del flamenco. Te ríes de lo patético que resulta.
La segunda película es The Secret of Kells, una joya animada que nos devuelve el encanto de la técnica tradicional para contarnos con una cuidada y sorprendente estética, la historia de un joven monje del siglo IX que conocerá un antiguo libro mágico que está inacabado. Estuvo nominada al Oscar como mejor película de animación y por entonces casi nadie la conocía. Está llena de elementos fantásticos apoyados en la mitología, la religión, la leyenda, la magia, la historia y, sobre todo, en una iconografía excelente usando la perspectiva y geometría tan característica del arte medieval, y tan alejados de los patrones a los que estamos tan acostumbrados, dictados por la Disney o también Miyazaki. La historia es sencilla y bella, muy bella, conmovedora y simple, de gran derroche estético que prevalece sobre la narración pero que nos hace disfrutar de la iluminación de manuscritos irlandeses del siglo IX combinados con la tradición celta y con una acertada banda sonora que hacen que estemos ante una pequeña rareza que no debería escapar a los paladares cinéfilos, y con un mensaje claro para todos: la necesidad de no esconder la belleza, la cultura y el conocimiento sino de difundirlo entre todos para luchar contra el desconocimiento e iluminar las tinieblas.
The Secret ok Kells o cuando más necesidad tenemos de mentes abiertas, de abrir los ojos y de saber compartir.
La tercera película también estuvo nominada al Oscar de animación y a mí me encantó. Se trata de Fantástico Sr Fox, de Wes Anderson, otro cineasta “indie” que ha decidido meter la cabeza de lleno en autores de literatura infantil, pero lo lleva a cabo de una manera nada convencional. En este caso adapta una obra de Roald Dahl, una historia que tiene como protagonista a un pícaro pero civilizado zorro que junto a su familia y amigos lucha contra tres granjeros malvados. Son muchas las cosas que me atraparon y que con el paso de los días permanecen en mi cabeza diciéndome que en sucesivos visionados disfrutaré aún más de ella. El señor Fox se siente un tipo especial y distinto y, al igual que su familia, lo es, pero tanta autoestima acabará convirtiéndose en su principal problema hasta que sea capaz de reconocer a los demás y de buscar el bien común a pesar de sus defectos. Así triunfará. La película está llena de detalles que le dan un toque marcadamente artesanal, y lejos de caer en lo empachoso goza de un aire excéntrico absolutamente encantador mientras nos muestra su preocupación por la familia y esos outsiders que no terminan de saber que sitio ocupar, (todos los personajes están genial) o la delgada línea que separa el orden y el caos. Si todo esto no fuera suficiente la banda sonora es fabulosa repleta de canciones campestres y algún que otro oldie. Por todo ello tampoco creo que sea una película para niños pues se perderan, aunque a los adolescentes seguro que les mola.
Fantástico Sr Fox o por qué he nacido zorro y no otra cosa, o te quiero pero nunca me debí casar contigo.
La cuarta y última película es una pasada, un pelotazo que mi instinto cinéfilo me llevó hasta ella. Se llama Mary & Max y creo que no ha llegado a estrenarse en España si bien se pasó en el Festival Internacional de Imagen Animada de la Comunidad de Madrid, Animadrid. La película es de animación de plastilina y nos cuenta la historia de Max, un estadounidense de 44 años, judío, severamente obeso y con síndrome de Asperger que vive en Nueva York, y Mary, una solitaria niña mofletuda de 8 años que vive en los suburbios de Melbourne, Australia. Ambos mantienen una amistad por correspondencia que se extenderá a lo largo de más de veinte años. Sus creadores describen la película como “inocente pero no naif”, pero no os exagero nada al deciros que la historia toca temas tan diversos como la amistad, el autismo, la taxidermia, la psicología, el alcoholismo, de dónde vienen los bebés, la obesidad, la cleptomanía, las diferencias sexuales, la copulación de perros, las diferencias religiosas, la agorafobia, la incomunicación, la familia y bastante más. Mary & Max es extraordinaria pero sólo para adultos, en muchos momentos realmente divertida pero melancólica y solitaria que duele, es genial, triste, realista, demoledora, de todo menos amable. Os la recomiendo encarecidamente. Jb.
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