martes, 28 de julio de 2009
" LA DULCE NIÑA CORALINE "
Recuerdo que visitando La Casa Lis en Salamanca apenas tuve valor para entrar a ver todas esas muñecas que me horrorizan. Es algo familiar, a mi hermano y a mí siempre nos han dado miedo y repelús. Así que cuando a Coraline le regala su vecino charlatán una muñeca parecida a ella y con botones haciendo de ojos me dio canguelo.
Henry Selick nos regaló hace años esa maravilla llamada “ Pesadilla antes de Navidad “, y ahora vuelve por sus fueros con “ Los mundos de Coraline “, una película muy buena e interesante, esplendorosa y de gran originalidad visual, de vuelta a esos ambientes tan enrarecidos, a su lirismo gótico y todas esas formas que evocan a Dalí. Lo curioso es que el imaginario visual contrasta con un lenguaje infantil dirigido para niños de no más de doce años, como un cuento plagado de fantasía pero que en realidad es mucho más adulto de lo que aparenta.
Algo tiene “ Los mundos de Coraline “ que me eriza el pelo, pues refleja de manera brutal señas de identidad de nuestra sociedad actual, la escasez de afecto que hay en el mundo, y las malas pasadas que en ocasiones nos juegan los sentimientos de anhelo e insatisfacción permanentes; esa búsqueda continua en otros mundos imaginarios de todo lo que nos falta y consideramos básico, de aquello que echamos de menos si alguna vez lo vivimos, y cómo ese deseo insatisfecho nos aleja en realidad de la felicidad al no aceptar vivir lo que nos toca. Pero, ¿quién no desea en la vida vivir algo distinto y mejor si lo que se está viviendo erosiona nuestra columna vertebral?
Coraline, abrumada en un principio al ser agasajada con todo de lo que carece en el mundo real descubrirá el engaño y la mentira de un mundo que en realidad no permite más que una forma de ver las cosas. Por suerte, la película también nos regala momentos delirantes a mi entender como las dos vecinas del piso de abajo con sus atrevidos atuendos y números odiseicos. La forma de narrarlo es sorprendente, absolutamente brillante; una historia de terror y fantasía auténtica para niños y mayores que nos recordará a Alicia en el país de las Maravillas y al Laberinto del Fauno. Y todo contado con exquisito detalle.
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Esta descripción, más que a Dalí, me hace recordar “EL GRITO” de Eduard Munch.
ResponderEliminarUn expresionismo espantoso.
Beijos
Ray.