Ya sé que resulta extraño que a estas alturas todavía no haya dicho nada sobre la comida, es como si no estuviera seguro o si pensara que lo que voy a decir no se corresponde con la realidad y no porque coma absolutamente distinto sino porque me parece no tener todavía una visión acertada…
En cualquier caso es posible que después de un mes y diez días haya comido más arroz que en toda mi vida, y eso que el arroz con tomate y la paella me fascinan. Suena a exagerado y lo es, pero habla del arroz como del pan y multiplicado, arroz que se come con los dedos mientras se mezcla con distintas verduras u hortalizas, o con una salsita y un huevo duro, o un trozo de pescado seco, o con un poco de pollo también seco, o con carne de cordero cortada en trocitos en una salsa recién sacada del infierno… y de momento no hay mucho más, leche de vaca o de búfalo con bastante agua y también algunas clases de fruta, no muchas, depende de la temporada. Nos sentamos en mesas de cuatro y la comida se pone en el centro. Autoservicio doméstico. Yo como casi igual aunque rebajado el picante, a veces no. Lo que ocurre es que tanto a Kus como a Kris les gusta cocinar y me cuidan preparando lo mismo pero al estilo indonesio. No siempre, de vez en cuando. De todas las maneras, exceptuando un par de ocasiones que había algo parecido a las judías verdes, estos cuarenta días siempre ha sido la misma verdura. También como mucho tomate, que me encanta. Nuestros cocineros, un matrimonio sin muchas capacidades pero que al menos no nos sisa hacen lo que pueden, si bien no son dados a la cocina innovadora, y eso que Kris les anima, y aprovechamos a felicitarles con cierta asiduidad… Los desayunos quizá sea donde intento comer alguna tostada con aceite (estilo indio) y cuando Kristianto hace algún viaje a una ciudad más grande que Eluru compra alguna salchicha o si lo encuentra un bote de Nutella que sabe me hace muy feliz. No hacen más que animarme para que haga una tortilla de patatas y ya estoy temblando sólo de pensar el resultado final. El huevo, por cierto, es imprescindible y no se hacen problema en comer dos y tres de una sentada las veces que sean necesarias a la semana. La fruta es básica, plátanos de dos tamaños, uvas paquidérmicas y cuando llegué disfruté veinte días del final de la temporada del mango. También hay papaya y piña sin mucha emoción. Es curioso pero no he adelgazado, al contrario, he ganado un poco de peso. El arroz, los aceites, me muevo poco y el calor que te hace comer más y fuerte para subir el aplomo tienen la culpa, aparte de mis dos hermanos que realmente me cuidan. El problema es que no visito el váter ni por asomo, y el papel higiénico me echa mucho de menos, pero ya se va solucionando.
Es cierto que se come con la mano derecha exclusivamente. Nosotros tenemos cubiertos si los queremos utilizar pero todos los escolásticos comen con la mano, mezclan una y otra vez el arroz con la verdura, la carne o el pescado que toca y lo comen poco a poco. Es todo un arte, fácil. Alguna vez como con la mano y me encanta, aunque se reían porque sólo utilizaba tres dedos hasta que me enseñaron. La mano izquierda está pensada para limpiarse el ojete, así es que no es educado usarla y no veas la que monto para quitarle al pollo la piel con una sola mano. Al final uso los cubiertos. Los baños de las habitaciones son de dos tipos, los que tienen la taza del váter como la que usamos nosotros, y las que son de pie, como los baños de carretera viejos. Ellos no usan papel higiénico sino que tenemos una pequeña ducha en el lateral del váter y con eso uno se apaña perfectamente. Bueno, yo compré unos rollitos y uso las dos cosas. En la ciudad las casas tienen baños, pero otras tantas no y la gente depone a las orillas del río o en pequeños descampados con sitios para hombres y mujeres. Supongo que se limpiarán con hojas.
Hace una semana tuvimos una reunión las tres casas del estado de Andhra Pradesh y nos juntamos en el noviciado. La casa como ya conté es aún mucho más calurosa que en Eluru porque es planta baja con los techos bajos y el calor te desalma. Además, la casa está tan abierta al campo que hay infinidad de serpientes, así es que espero no ser destinado allí o feneceré. Cuento esto porque comimos allí y fue más variada que en Eluru, y la verdura y una planta que comí estaban ricas. Será el cocinero.
En cualquier caso es posible que después de un mes y diez días haya comido más arroz que en toda mi vida, y eso que el arroz con tomate y la paella me fascinan. Suena a exagerado y lo es, pero habla del arroz como del pan y multiplicado, arroz que se come con los dedos mientras se mezcla con distintas verduras u hortalizas, o con una salsita y un huevo duro, o un trozo de pescado seco, o con un poco de pollo también seco, o con carne de cordero cortada en trocitos en una salsa recién sacada del infierno… y de momento no hay mucho más, leche de vaca o de búfalo con bastante agua y también algunas clases de fruta, no muchas, depende de la temporada. Nos sentamos en mesas de cuatro y la comida se pone en el centro. Autoservicio doméstico. Yo como casi igual aunque rebajado el picante, a veces no. Lo que ocurre es que tanto a Kus como a Kris les gusta cocinar y me cuidan preparando lo mismo pero al estilo indonesio. No siempre, de vez en cuando. De todas las maneras, exceptuando un par de ocasiones que había algo parecido a las judías verdes, estos cuarenta días siempre ha sido la misma verdura. También como mucho tomate, que me encanta. Nuestros cocineros, un matrimonio sin muchas capacidades pero que al menos no nos sisa hacen lo que pueden, si bien no son dados a la cocina innovadora, y eso que Kris les anima, y aprovechamos a felicitarles con cierta asiduidad… Los desayunos quizá sea donde intento comer alguna tostada con aceite (estilo indio) y cuando Kristianto hace algún viaje a una ciudad más grande que Eluru compra alguna salchicha o si lo encuentra un bote de Nutella que sabe me hace muy feliz. No hacen más que animarme para que haga una tortilla de patatas y ya estoy temblando sólo de pensar el resultado final. El huevo, por cierto, es imprescindible y no se hacen problema en comer dos y tres de una sentada las veces que sean necesarias a la semana. La fruta es básica, plátanos de dos tamaños, uvas paquidérmicas y cuando llegué disfruté veinte días del final de la temporada del mango. También hay papaya y piña sin mucha emoción. Es curioso pero no he adelgazado, al contrario, he ganado un poco de peso. El arroz, los aceites, me muevo poco y el calor que te hace comer más y fuerte para subir el aplomo tienen la culpa, aparte de mis dos hermanos que realmente me cuidan. El problema es que no visito el váter ni por asomo, y el papel higiénico me echa mucho de menos, pero ya se va solucionando.
Es cierto que se come con la mano derecha exclusivamente. Nosotros tenemos cubiertos si los queremos utilizar pero todos los escolásticos comen con la mano, mezclan una y otra vez el arroz con la verdura, la carne o el pescado que toca y lo comen poco a poco. Es todo un arte, fácil. Alguna vez como con la mano y me encanta, aunque se reían porque sólo utilizaba tres dedos hasta que me enseñaron. La mano izquierda está pensada para limpiarse el ojete, así es que no es educado usarla y no veas la que monto para quitarle al pollo la piel con una sola mano. Al final uso los cubiertos. Los baños de las habitaciones son de dos tipos, los que tienen la taza del váter como la que usamos nosotros, y las que son de pie, como los baños de carretera viejos. Ellos no usan papel higiénico sino que tenemos una pequeña ducha en el lateral del váter y con eso uno se apaña perfectamente. Bueno, yo compré unos rollitos y uso las dos cosas. En la ciudad las casas tienen baños, pero otras tantas no y la gente depone a las orillas del río o en pequeños descampados con sitios para hombres y mujeres. Supongo que se limpiarán con hojas.
Hace una semana tuvimos una reunión las tres casas del estado de Andhra Pradesh y nos juntamos en el noviciado. La casa como ya conté es aún mucho más calurosa que en Eluru porque es planta baja con los techos bajos y el calor te desalma. Además, la casa está tan abierta al campo que hay infinidad de serpientes, así es que espero no ser destinado allí o feneceré. Cuento esto porque comimos allí y fue más variada que en Eluru, y la verdura y una planta que comí estaban ricas. Será el cocinero.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola CORAZÓN.
ResponderEliminarDesde luego, leer lo que escribes es un deleite. Está tan bien detallado todo, que me veo comiendo con las de la foto, con la mano derecha por supuesto. RICO, RICO...
Cuídate mucho: batido de papaya con zumo de naranja, y todo lo demás mencionado sin olvidarse “DEL CHOCOLATE”.
É uma MARAVILHA seguir seus pasos (portugués para no olvidar). Gracias por compartir con nosotros tu vida.
Beijos
Ray.